Quizá te ha sucedido que sin darte cuenta el dinero se te escurre como agua entre los dedos. Y no sabes a qué hora pasaste de la comodidad financiera a la austeridad obligada. Probablemente sea por los pequeños gastos, llamados gastos hormiga. Se trata del dinero que gastas en cosas y servicios de bajo costo con alta frecuencia y sin mucha anticipación. Si no estás consciente ni preparado para ellos, terminan dejándote sin fondos para las cosas más importantes. A continuación, te brindamos consejos prácticos para mantener bajo control los gastos hormiga.
Identificarlos
El punto de partida es que puedas reconocer cuáles son tus gastos hormiga. Requiere un ejercicio de memoria y la capacidad de determinar la periodicidad aproximada con que ocurren. Los ejemplos más comunes suelen ser cafés, recargas de telefonía, meriendas, atención a las visitas, comprar almuerzos, dinero para que los hijos salgan y comidas con amigos cercanos o compañeros de trabajo.
Calcularlos
En el paso siguiente deberás definir los montos de dinero que acostumbras gastar en ello. Importante que conozcas no sólo el valor de las unidades a registrar sino la frecuencia y cantidad que sueles adquirir. Esto será un poco difícil en caso que hayas prestado poca atención al asunto; sin embargo, puedes empezar en cualquier momento a contabilizar.
Presupuestarlos
Conociendo la realidad de tus gastos hormiga y de los demás aspectos a considerar en tus finanzas personales y familiares (aprende más aquí), estarás en condiciones de asignar un tope y alguna distribución apropiada (preferiblemente semanal) para este tipo de gastos, porque es cierto que difícilmente podrás anularlos (¡y tampoco es la idea!). Nuestra sugerencia es que no excedan el 10% de tus ingresos.
Modificar
Porque no se trata sólo de asignar un presupuesto, sino que, ante todo, debes garantizar que no se salga de tus manos o conveniencia la suma de tus gastos hormiga. Para ello debes cambiar hábitos, prevenir situaciones de gasto y entrenarte en mantener el equilibrio entre flexibilidad y determinación.
Algunas modificaciones útiles que puedes introducir son:
-
Llevar tu agua/merienda/comida/café al trabajo.
-
Estipular uno (máximo dos) días a la semana para planes sociales.
-
Utilizar medios de transporte alternativos.
-
Eliminar suscripciones que no utilizas ni necesitas.
-
Comprar snacks económicos y saludables para sustituir antojos.
-
Disminuir el tiempo de ocio.
-
Negociar topes con las personas que dependen económicamente de ti.
-
Estudiar alternativas más económicas para los servicios que representan gastos hormiga necesarios.
-
Compartir menos tiempo con personas que no regulan sus gastos hormiga.
Planificar tus finanzas sólo trae beneficios a tu economía doméstica, concediéndote tranquilidad, libertad y bienestar. Aunque no estemos acostumbrados a presupuestar gastos y abstenernos de pequeños placeres, es positivo introducir cambios en un sentido favorable hasta hallar nuestro equilibrio personal.
No lo veas como sacrificio, sinónimo de displacer e incomodidad; intenta paulatinamente interpretarlo como disciplina y optimización. Sustituye en lugar de eliminar sin más. Tú mismo(a) notarás los beneficios de prevenir dificultades financieras y desplazarte hacia un estilo de vida menos consumista.